lunes, junio 30, 2008

 

El murciélago en Asia: ¿Buen o mal agüero?

Desde tiempos inmemoriales, el murciélago ha sido considerado como un ser de poderes misteriosos en las diversas culturas del mundo. Por su singular combinación de ser un mamífero que puede realmente volar y sus hábitos esencialmente nocturnos, el animal ha sido visto con temor y veneración en muchos pueblos asiáticos, tejiéndose muchísimas leyendas y mitos relacionados con el mismo.
Dentro de las tradiciones folklóricas de Asia, el murciélago ha sido considerado como un ser de buen augurio en algunas civilizaciones, mientras que ha sido sinónimo del mal en otras.
Los murciélagos son mamíferos voladores que pertenecen al orden Chiroptera cuyas extremidades superiores se han desarrollado como alas. Mientras que otros mamíferos como la ardilla voladora o los dermópteros sólo planean distancias limitadas, los murciélagos son los únicos realmente capaces de volar.
La estructura del ala abierta es muy similar a la de una mano humana abierta y cubierta por una membrana. Se le conoce más técnicamente como o quirópteros.
Los murciélagos constituyen una excepción a la regla de que la longevidad de mamíferos guardan relación con el tamaño del animal, ya que pueden llegar a vivir 15 años o más. Por esta razón, en China, Corea, Japón, Mongolia y otros países asiáticos es considerado como símbolo de la longevidad.
Si bien dentro de la cultura occidental, el murciélago es usualmente un símbolo de la noche, de lo oculto y de la naturaleza prohibida; en Asia, es generalmente asociado con los aspectos positivos de la vida. Pero, incluso en Occidente se asocia al murciélago con personajes imaginarios de la noche de la talla de seres malvados como Drácula; o de superhéroes como Batman.
El murciélago tiene hábitos nocturnos, y tradicionalmente se cree que las ánimas y los espíritus también vagan por las noches. Por esa razón, Chung Kuei (Zhongguei), el Cazador de Fantamas, pide a los murciélagos que observen dónde se encuentran esos seres indeseados en el mundo de los mortales. Una vez que el murciélago descubre algún fantasma, vuela de vuelta hacia Chungkuei y le comunica acerca del sitio donde lo vió. Enseguida, nuestro caza-fantasmas llega al lugar y captura al ser maligno.
Debido a la homofonía, en China el vocablo para murciélago, “fu”, suena igual que fortuna (fu); y por esa razón, ha sido considerado como un animal que simboliza la fortuna y buena suerte. Se le suele representar en número de cuatro para denotar el “otorgamiento de fortuna”; o con un dibujo de cinco murciélagos para expresar la “llegada de las cinco fortunas” (Wu-fu ling-men).
Es un símbolo de buen augurio que suele colocarse en las paredes, entradas, incenciarios, bordados, vajillas y una miríada de artículos de uso diario en la región de la China extendida. Existen muchas leyendas chinas relacionadas con el murciélago.


Alegoría china donde se muestran cinco murciélagos estilizados que simbolizan las Cinco Fortunas. Este diseño es muy común en la decoración tradicional asiática.



En coreano, a pesar de la popularidad adquirida por el hangul o escritura coreana, la tradición sigue prescribiendo el uso del ideograma chino para denotar buena fortuna, generalmente acompañado por representaciones gráficas del murciélago.
El ideograma chino fu, que se pronuncia pok en coreano, se sigue escribiendo al estilo caligráfico tradicional debido a la ausencia de un vocablo adecuado en el hangul que pueda describir la bendición que representa. Incluso en la actualidad, muchas artesanías coreanas tradicionales, incluyendo adornos de muebles, almohadas, brocados, jarrones y tallados en madera, incorporan imágenes del murciélago junto con el mencionado ideograma. El conjunto constituye un símbolo de buena suerte con gran poder.
Como se creía que los murciélagos viven mil años, también se usan sus imágenes como símbolo de longevidad. Un diseño muy común en Corea es el Obok o cinco bendiciones, que muestra un conjunto de cinco murciélagos que representan las cinco fortunas: longevidad, riqueza, salud, amor y felicidad. En cuanto a la última, los coreanos consideran que la más inmensa felicidad de una persona es tener una muerte natural, sin dolores ni largos sufrimientos.
Todo este conjunto de creencias y tradiciones tienen hondas raíces en la cultura china, que por su interacción durante milenios ha estado muy integrada con la vida diaria del pueblo coreano. Incluso en nuestros días, una enorme población coreana vive en el territorio chino-continental, donde existen áreas autónomas coreanas en las provincias de Manchuria o el Noreste de China.
Un ejemplo de esta influencia es el uso de murciélagos de color rojo, ya que se considera de buen augurio debido a que tanto los chinos como los coreanos creen que ese color ahuyenta los males. En muchos tejidos podemos apreciar a un viejo con cabeza abultada, que representa al Dios de la Longevidad. Encima del benévolo anciano, siempre observamos un par de murciélagos volando, impartiendo un poderoso efecto a la alegoría.


Amuleto en forma de amuleto tallado en madera fina. Arte contemporáneo.













Chung Kuei, el cazador de fantamas, ordena a su murciélago para que vaya a descubrir dónde están ocultos los fantasmas.





Sin embargo, en Asia Sudoccidental, el murciélago tiene otra reputación, no tan afortunada o relacionada con los buenos augurios como el Este Asiático. Tal vez, la proximidad con Occidente ha tenido influencia en la interpretación negativa, y hasta cierto punto injusta, a este orden de los mamíferos.
El murciélago es mayormente considerado un animal extraño, negativo y espantoso en el Sudoeste Asiático; debiendo ser evitado en todo lo posible. La tradición popular lo toma como una señal de mala suerte, un animal que pertenece al reino de la oscuridad y que odia al sol.
En Parwak, un pequeño poblado en el norte de Chitrak, Paquistán, la gente considera que el murciélago es de hecho, un shaytan o demonio, que vuela sólo de noche porque si sale de día, se muere. En el norte de ese mismo país, en el Valle de Hunza, la gente cree que el murciélago no es otra cosa que una bilás o bruja poderosa que ha adquirido la facultad de transformarse en ese horrible ser volador. En las aldeas de Altit, Baltit y Ganesh, ubicadas también en el Valle de Hunza, si se escucha el chillido del murciélago, es señal de que alguien del clan va a morir pronto.
Sin embargo, en el Valle de Hunza también se considera en algunos poblados al mamífero como un animal de buen augurio, o por lo menos existen algunas supersticiones relacionadas con el animal. Por ejemplo, se dice que si uno atrapa un murciélago vivo con sus manos y toca la bolsa de cuero usada para hacer mantequilla, tendrá abundante mantequilla.
Por otro lado, aparentemente la interpretación islámica prohibe matar al murciélago. Incluso existe la creencia de que matar un murciélago trae mala suerte para quien lo haga. Además, constituye un pecado dañar la hembra del murciélago, ya que “al igual que las madres humanas, las hembras del murciélago también poseen senos”.
Anterior a la llegada del Islam, los pueblos primitivos en el norte de Paquistán creían en la magia de la ama de casa al ofrecer carne de murciélago cocida a sus invitados. Ocultando la cabeza del animal en su espalda mientras sirve el plato, asegurará que nunca falte carne en esa familia.
Cerca de Peshawar, en la villa de Pabbi, hay un dicho que reza: “Nunca abras tus ojos cuando duermes a la interperie, de lo contrario, un murciélago te sacará los ojos”.
Desde Rajastán (India) hasta Irán, existe una creencia común de que si un murciélago entra en la casa o se posa en el techo de alguien, significa que le caerá mala suerte o alguna desgracia al dueño del inmueble. Incluso se considera que es algo de mal augurio soñar con ese animal. La gente también cree que uno quedaría ciego si le cae excremento del murciélago en la cara, o si logra clavar sus garras en el cabello de alguien.
Muchos aldeanos de esta región consideran que los murciélagos penetran de noche a los corrales para chupar la lecho de los búfalos y las vacas. Cuando la ubre de alguna vaca muestra alguna herida al día siguiente, es señal inconfundible que ha sido “chupada” por algún murciélago.
Dentro de la ley islámica, se ha declarado al murciélago como un alimento haram (حرام) o prohibido. Los ancianos de algunas aldeas mulsumanas explican esta prohibición porque ellos consideran que el animal come y defeca con la misma boca. Es decir, es un animal inmundo por hacer las dos necesidades por una misma vía. Esto es obviamente algo absurdo y basado únicamente en la observación del animal que descansa colgado con los pies hacia arriba. En realidad, sabemos que el animal defeca y orina de forma tal que no le caiga sobre su cuerpo. Generalmente, estas necesidades se hacen durante el vuelo.
Resulta obvio que este prejuicio contra el murciélago en los mulsumanes proviene de la aparente dificultad taxonómica del animal por reunir características tan peculiares en su forma y su comportamiento. Como en todos los pueblos primitivos, según su morfología externa o algún comportamiento particular, los orígenes de muchos animales han quedado mezclados en la fantasía, convirtiéndose en tema de relatos fabulosos. Acerca del murciélago, existen muchas tradiciones en las diferentes culturas del mundo que procuran dar una explicación a la apariencia externa y los hábitos nocturnos del animal.
En la obra Historias de los Profetas (Qisas al-anbiya) de la tradición mulsumana, encontramos un interesante cuento folklórico acerca de los hábitos nocturnos del murciélago:

Cierto día, el Rey Salomón pidió a todas las aves de su reino que le diesen una pluma cada una. Esto dijo el monarca: “Estoy viejo y tengo frío todas la noches. Mi cuerpo huesudo necesita de una suave cama. ¿No creo que sea demasiado pedir que cada una de vosotras me den una pluma”
Todas las aves se acercaron y le ofrecieron una pluma. Así, llegaron el águila, el buitre, el gorrión, la perdiz y todas las otras aves. Pero cuando llegó el murciélago, éste dijo: “Una pluma no es suficiente para el Rey de Reyes”. Enseguida, arrancó todo su colorido plumaje y se lo ofreció al Rey Salomón. Agradecido, el monarca aceptó el obsequio, pero al ver al generoso murciélago desnudo, excepto por la suave peluza que tienen los pollitos en sus cuerpos antes de cubrirse de plumas, el rey con su sabiduría dijo: “Tu generosidad te ha hecho víctima de la burla por las otras aves, ya que la mayoría de las criaturas en esta Tierra son tacaños y no entienden acerca de la magnanimidad. De modo que de ahora en adelante, volarás sólo de noche de modo que ninguno pueda ver sus alas desnudas y se burlen de ti sin piedad. Sin embargo, el Creador nunca olvidará un sacrificio”.


Así, el murciélago tuvo que aceptar su inesperado destino y desde entonces, sólo vuela de noche y tiene esa extraña apariencia.
En la tradición popular de los pueblos de Asia Sudoccidental, también existen muchos relatos acerca de la morfología “híbrida” del murciélago, que aparentemente no encaja para ser ave, ni mamífero. En India, existe una leyenda folklórica que narra que al principio, el murciélago quiso asistir a la reunión de los mamíferos, resaltando que tiene dientes y mamas que producen leche. Sin embargo, los otros mamíferos decidieron era un ave, ya que podía volar. En consecuencia, no podía participar en la asamblea de los mamíferos.
Tras ser rechazado por los mamíferos, el murciélago decidió entrar en la reunión de la aves y argumentó que podía volar. Sin embargo, le respondieron que no era un ave debido a que “tiene dientes, carece de plumas y duerme con el cuerpo al revés, por lo tanto, no puedes ser ave”. A finales, no pudo asistir a ninguna de las dos reuniones y tuvo que resignarse a salir de noche, solitario para zurcar el aire con su vuelo silencioso.
En Baluchistán, existe un acertijo que dice: “¿Qué animal tiene alas y produce leche?”. También hay una adivinanza en el área de Ghizar que pregunta cuáles son los únicos dos animales que no vuelan durante el día. La respuesta es el búho y el murciélago.
Como en muchas culturas, el búho es un ave benigna pues se alimenta de roedores, pero debido al simple hecho de hacer su vida de noche, a diferencia de China y otros países vecinos; en el Asia Sudoccidental se le ha atribuido un carácter negativo más que todo por superstición. Como su comportamiento ocurre mayormente en las horas oscuras, las más propicias para la propagación del mal, ha sido injustamente identificado con tabúes, especialmente en los países islámicos.

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domingo, junio 29, 2008

 

Taiwan combatió el SARS con las deidades chinas

A mediados de marzo de 2003, comenzaron a reportarse la presencia de una extraña forma de fiebre que presentaba un cuadro clínico muy diferente a aquel de la gripe normal. Muy pronto, se anunciaron las primeras muertes causadas por esta extraña enfermedad, que posteriormente fue identificada como el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, siglas en inglés).
Poco a poco la situación fue tornándose cada vez más seria y grave. El Hospital Hoping de la ciudad de Taipei fue declarado en cuarentena, y los noticieros de la televisión se concentraban casi exclusivamente en reportajes de nuevos casos, pasando imágenes de personas que desde la calle saludaban a lo alto, a las personas que se asomaban en las ventanas del hospital, dirigiendo un recuerdo a sus familiares ingresados y que no podían abandonar el hospital hasta una nueva orden...
Muy pronto, el SARS comenzó a causar pánico, creando un fuerte sentido de inseguridad e incertidumbre. La gente no se atrevía a tomar el metro, ni a visitar un hospital por temor a contraer la enfermedad. Todas las personas salían a la calle con mascarillas para supuestamente protegerse de la enfermedad. Y en todos los sitios públicos, tales como oficinas, escuelas, almacenes, etc., se impuso la imperiosa necesidad de tomarle la temperatura a todas las personas que entraban a dichos recintos.
La agonía que vivió Taiwan era indescriptible. Muchos extranjeros abandonaron apresuradamente el país, dejando sus trabajos. Para colmo de males, no siendo miembro de la Organización Mundial de la Salud, Taiwan no recibía información actualizada, ni sabía cómo enfrentar la epidemia.
Llegó un momento donde parecía que ni la alta tecnología, ni los avanzados conocimientos científicos podían detener el despiadado avance del mortal virus. En medio de la desesperación, la gente en Taiwan recurrió a sus tradicionales creencias religiosas en un intento por combatir la grave enfermedad.
Al desconocerse en el momento la causa real de la epidemia, ni una cura efectiva, la gente recurrió al uso de exorcismos y otras ceremonias religiosas tradicionales para expeler los malos espíritus, considerados como los causantes de tales males.
A mediado de mayo, el Templo Chingshan, ubicado en el sector de Wanhua de la ciudad de Taipei, organizó una procesión junto con otros 20 templos de la localidad para combatir la amenaza del SARS.
El templo ha sido famoso por su papel protagónico hace más de un siglo en la lucha contra la peste. La historia del templo se remonta al cuarto año del reinado del emperador Hsien-feng de la dinastía Ching (1854). En esos momentos, el norte de Taiwan estaba siendo azotada por una epidemia de peste. Un grupo de pescadores provenientes de Huian, Fukien, decidieron invitar a la deidad protectora de su pueblo para que viniese a Taiwan para ayudar a combatir la peste.

Ling-an Chun-wang o Señor de la Paz Espiritual, la deidad que ayudó a combatir el SARS en Taipei.

En ese año, los aldeanos trajeron una estatua del Ling-an chun-wang (Señor de la Paz Espiritual) o Rey de Chingshan para realizar una romería por las calles de Manka, el sector más próspero de la ciudad en ese entonces. Al pasar por la Calle Vieja (hoy conocida como Avenida Hsiyuan), el palanquín se volvió sumamente pasado y fue imposible seguir cargándolo.
Después de tirar las medialunas precatorias o bloques de adivinación, la deidad señaló que deseaba quedarse en ese lugar. Los presentes se postraron ante la estatua y prometieron construir un templo en su honor. En 1956, se comenzó a construir el templo en el sitio donde se encuentra actualmente en la Calle Kueiyang. Finalmente, el Templo Chingshan fue formalmente inaugurado en 1859.
Cabe destacar que el brote de peste en la ciudad desapareció totalmente poco después de la romería, razón por la cual los vecinos comenzaron a divulgar la versión del Rey de Chingshan como destructor de la peste.
Ahora que el SARS atacaba con toda su furia, e incluso el Hospital Jenchi, ubicado en el centro de Wanhua, había sido declarado en cuarentena por un brote de la mortal enfermedad dentro de sus salas; los pobladores del sector se acordaron de los dotes del Rey de Chingshan. Ellos habían escuchado acerca de sus milagrosas hazañas de boca de sus abuelos y padres, y había llegado el momento de acudir a pedir su ayuda.
Más de 100 automóviles participaron en la procesión, donde los encargados de los templos participantes rociaron las calles y callejones de Wanhua con agua bendita y repartieron galletas de paz entregadas por el Rey de Chingshan. Los vecinos recibieron las galletas y encendieron largas hileras de triquitraques con la esperanza de ahuyentar esta nueva epidemia del siglo XXI.
Cerca del Hospital Jenchi, personal del Templo Chingshan colocaron cinco banderas de mando de diferentes colores para solicitar que los Cinco Mariscales de Campo y sus tropas celestiales venidas de las cinco direcciones acudiesen a combatir la epidemia.
Los comerciantes de la Calle Huahsi, el sitio más concurrido por los visitantes locales y extranjeros que llegan al área de Wanhua, donaron un Bote del Rey de 12 metros de eslora, que fue cargado con dinero votivo y ofrendas, y llevado a un parque a orillas del río. Allí, monjes taoístas recitaron una serie de sutras y celebraron un ritual para impartir fuerza especial a la embarcación, que finalmente fue quemada y echada a las aguas.
"Nuestro Rey de Chingshan ha escuchado nuestras plegarias. Ved cómo se lleva el SARS en su nave. Pronto el brote epidémico estará bajo control”, comentó un vecino del lugar al ver alejarse la embarcación en medio de las llamas que la consumían.
Aparte del Rey de Chingshan, otra deidad que tradicionalmente ha estado identificada con los brotes de peste es Wang Yeh. Generalmente conocido como el Dios de la Pestilencia, la especialidad de Wang Yeh es alejar las epidemias.
A pesar de que en Taiwan, la tradición del culto hacia Wang Yeh es más fuerte en el sur de la isla, disminuyendo su culto a medida que uno se deplaza hacia el norte, los fieles en esos momentos difíciles acudieron a todos los remedios que tenían a su alcance.
Para demostrar su sinceridad, los devotos de Wang Yeh donaron una gran cantidad de dinero votivo para una ceremonia del Bote del Rey, que se realizó en la sureña ciudad de Tainan, siendo necesario contratar un camión que hizo varias decenas de viajes hacia el sitio donde estaba la embarcación.
En el día de su quema, varios miles de creyentes jalaron la embarcación para meterla en el agua, tras de haber encendido su preciosa carga. Una serie de amuletos y símbolos de despedida a los espíritus virulentos fueron colocados en el barco, que pronto fue consumido por las llamas. Al ver cómo el fuego terminaba con todas sus ofrendas, el pueblo se sintió grandemente aliviado; esperanzado en que WangYeh se haya llevado consigo el mortal flagelo que ha mantenido al pueblo en zozobra.
Aparte del popular Wang Yeh, otras deidades relacionadas con la salud y la medicina, tales como Pao-Sheng Ta-ti y Shen-nung Ta-ti, fueron invocados para que acudiese en ayuda de los afligidos mortales en la otrora Isla Hermosa.
El Templo Paoan, ubicado en Talungtung, dentro del área vieja de la ciudad de Taipei, alberga a Pao-Sheng Ta-ti, nombre de la deidad protectora de la salud, cuya traducción literal al castellano es "Gran Emperador que Preserva la Vida".

El Templo Paoan de la ciudad de Taipei fue uno de los principales sitios donde fueron los ciudadanos de la ciudad capital a implorar por protección contra el SARS.

Durante el brote del SARS, los ciudadanos acudieron al Templo Paoan para hacer ofrendas de cerdo y huevos de pato. El cerdo es considerado un animal expiatorio, que se encarga de sufrir en nombre de su amo; mientras que los huevos de pato representan la supresión del mal.
Durante milenios, Pao-Sheng Ta-ti ha realizado milagros en múltiples ocasiones para salvar al pueblo de grandes epidemias. En media de una emergencia nacional, era sencillamente natural que la población acudiese de nuevo a su venerado salvador.
Ante el súbito aumento de fieles que visitaban el templo, los encargados del mismo tuvieron que trabajar hasta altas horas de la noche para atender las visitas. Esto era una señal de cuánto pánico había surgido en medio de la población local.
A partir del 28 de abril, el Templo Paoan realizó una ceremonia de tres días para orar por el bienestar, de modo que los enfermos pudiesen recuperarse pronto y aquéllos que no habían sido infectados pudiesen evitar la calamidad. Se imploró a Pao-Sheng Ta-ti para que tuviese misericordia y sacase a Taiwan de la crisis muy pronto.
Por otro lado, el Templo Hsienchang, en el suburbio de Sanchung, en el distrito de Taipei, realizó una ceremonia para orar por el bienestar y terminar con el mal de la pestilencia. La misma se llevó a cabo el día 25 del cuarto mes del calendario lunar, que es el natalicio de Shen-nung Ta-ti, el legendario emperador que echó los cimientos para la medicina herbolaria china.
Otros templos del norte de la isla prepararon bebidas consagradas que contenían hojas de mora, pino y otras hierbas para entregarlas a los fieles como antídoto para combatir el SARS. En algunos templos del norte de Taiwan también se instalaron imágenes de Wang Yeh para hacerle ofrendas por primera vez desde que éstos fueron fundados.
Durante muchas décadas, Taiwan no sufrió de ningún brote epidémico serio, y la gente de acostumbró a la vida normal. A pesar que el mundo se encuentra a diario envuelto en guerras, violencia, catástrofes naturales, hambruna y otras calamidades, el ciudadano de Taiwan concebía que todo aquello le era ajeno. Hasta que el SARS lo despertó de su estado de fantasía y tuvo que hacer frente a esa triste realidad.
Frente a una plaga, un problema social, un peligro que amenazaba a todos, como lo fue el brote del SARS, todas las sectar religiosas y templos en Taiwan entraron en acción. Es probable que sus súplicas fueron escuchadas por las respectivas deidades patronas de cada uno de los poblados donde se realizaron ceremonias y rezos comunitarios, ya que a finales de junio, la pesadilla del SARS llegó a su fin. A pesar de encontrarnos en una era de tecnología avanzada en los albores del siglo XXI, la gente sigue teniendo más confianza y goza de mayor comodidad al implorar a los dioses para combatir epidemias como el SARS. Esto tal vez refleja que la civilización moderna tiene también su lado débil.

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viernes, junio 27, 2008

 

Templos dedicados a los Señores de la Peste

El Archipiélago de Pescadores (Penghu) es un grupo de unas cien pequeñas islas que se encuentra en el Estrecho de Taiwan, entre China continental y Taiwan. Generalmente, es un sitio apacible donde su gente se dedica principalmente a la agricultura y pesca. La vida transcurre tranquila y sin mayores contratiempos en medio del sol, la brisa y el mar azul.
En abril de este año, la tranquilidad de los poblados en las islas se vio alterada por la gran conmoción generada debido a la llegada de una comitiva que venía en una gira de inspección religiosa.
Esa comitiva tan especial provino del Templo de Nankunshen, ubicado en el distrito de Tainan, en la isla de Taiwan propiamente dicha. La gira de inspección anterior que registra la historia fue en 1923, o sea hace 85 años.

El Templo de Nankunshen es el más antiguo e imponente dedicado a los dioses de la pestilencia en el área de Taiwan. Fue terminado de construir en 1664.

Un nonagenario pescador no pudo contener sus lágrimas cuando avistó la flotilla que se acercaba al puerto de Makung, en medio de un pequeño despliegue de fuegos artificiales y triquitraques en tierra y en el mar. “Mi madre me trajo a este mismo lugar cuando era muy pequeño, a presenciar un espectáculo similar. Creía que iba a morir sin volver a verlo”, dijo visiblemente emocionado.
Mucha razón tenía el anciano, ya que el arribo de la comitiva el día 11 de abril de 2008 dio inicio al mayor evento religioso que posiblemente se haya realizado en esas remotas islas durante muchos años. Había una excitación generalizada en el otrora tranquilo pueblo, todas las familias se aprestaban para preparar un recibimiento digno de la deidad visitante, que se quedó en la isla hasta el día 15, inspeccionando varios templos en el archipiélago.

Los cinco Dioses de la Pestilencia en el altar principal, a la extrema derecha se encuentra el General encargado de la custodia del templo.

Imágenes religiosas de un total de 21 templos taoístas de Taiwan, así como cuatro mil fieles de estos templos, participaron en la impresionante gira, que recorrió un total de 27 templos en las Pescadores. Formalmente hablando, el evento religioso fue una “Gira de inspección en nombre del Cielo”, lo que explica por qué se le dio tanta importancia en la localidad.
La deidad inspectora fue un Wang Yeh o dios de la Pestilencia, tradición taoísta muy arraigada en el sur de China. En Taiwan, esa tradición es más fuerte en el sur de la isla, disminuyendo su culto a medida que uno se deplaza hacia el norte.
Como lo indica su nombre, el Dios de la Pestilencia tiene como misión principal expulsar la peste, que en tiempos pretéritos causaba mucho temor en la población debido a que diezmaba poblaciones enteras. En ese entonces, se creía que la mortal epidemia era causada por ciertos espíritus malignos, y la forma más eficaz de combatirla era invocando la presencia de esta deidad, o mejor dicho deidades.
En realidad, no existe un solo Dios de la Pestilencia o Wang Yeh, sino varios. Su número varía de uno a siete, siendo siempre en números impares. La versión más común en Taiwan es la de cinco deidades, que corresponden a los cinco puntos cardinales (en China, el centro ocupa una posición cardinal).
Cada una de estas deidades está asociada a un apellido, y se le honra con el título de chien-shuei (mil años), reservado en la era imperial a los príncipes y familiares más cercanos del Emperador. Así, el Dios de la Pestilencia de apellido Lee, es denominado Lee-fu Chien-shuei, o “Señor de Mil Años de la Familia Lee”.
En la gira a las Pescadores, el Templo Nankunshen alquiló cinco embarcaciones de cabotaje y limitó el cupo a 2.600 devotos. La cuota fue rápidamente ocupada y tres meses antes del evento, los encargados del templo tuvieron que avisar públicamente que ya no había cupo. Los otros fieles interesados en participar en la singular actividad religiosa tuvieron que arreglárselas por sí mismos.
Por espacio de una semana, antes de la llegada de la misión religiosa, los vuelos desde los diferentes puntos de Taiwan hacia las Pescadores estuvieron totalmente llenos, siendo extremadamente difícil reservar un asiento durante los cuatro días que duró la romería.
En cada templo que visitaba el inspector celestial, más de diez mil fieles lo esperaban, con sumo respeto y devoción, con la misma dedicación con que los ciudadanos recibían a un alto funcionario imperial en el pasado.


Portón principal que conduce al complejo arquitectónico del Templo de Nankunshen, en Peimen, distrito de Tainan.

Declarado monumento histórico de segunda categoría, el Templo de Nankunshen venera como deidades principales a los Wang Yeh correspondientes a cinco apellidos: Lee, Chih, Wu, Chu y Fan. Los cinco son conocidos generalmente como Wu-fu Wang Yeh (Dioses de la Pestilencia de los Cinco Hogares).
La gira de inspección a las Pescadores que se mencionó al inicio fue realizada por el Wang Yeh del apellido Lee (Lee-fu Chien-shuei).
“Inspeccionar el Sur y vigilar el Norte, administrar los asuntos de este mundo y del más allá en nombre del Cielo” es la misión divina que tienen los cinco dioses de la peste del Templo Nankunshen. Por esa razón, el nombre formal del recinto religioso es Templo Taitien de Nankunshen (Nan-kun-shen tai-tien fu), que traducido al español significa “Hogar de la representación celestial de Nankunshen”.
Como lo denota su título, las cinco deidades principales del templo están investidas con la autoridad para “inspeccionar” en nombre del Cielo los diversos confines del país, con el fin de cercionarse que todo anda bien, y especialmente, no existen indicios de la peste.
El Templo de Nankunshen, ubicado en el poblado de Peimen del sureño distrito de Tainan, es el mayor y más viejo dedicado a los Dioses o Señores de la Pestilencia (Wang Yeh). Se estima que alrededor de unos cuatro millones de devotos acuden anualmente a dicho recinto religioso para presentar sus ofrendas a las deidades que se veneran allí. Su construcción se inició en 1662, durante el primer año del reinado del emperador Kangshi de la dinastía Ching, tardándose dos años en terminarlo.
El templo también es la sede del Festival de Wang Yeh, que se celebra los días 26 y 27 del cuarto mes del calendario lunar. Es una espléndida ocasión donde las deidades, los creyentes y una enorme cantidad de visitantes se unen en una celebración festiva que dura diez días.


Comunicados oficiales de romerías que realizan templos menores al Templo de Nankunshen.


Para muchas personas, incluso taoístas devotos en Taiwan, el término Nankunshen resulta un tanto enigmático. En realidad se debe al lugar donde se encuentra situado el templo. Nankunshen significa en chino el “sureño cuerpo de kun”. Kun es el nombre chino de un tipo de criatura acuática; y la topografía del terreno, compuesto originalmente por dunas de arena en la costa sudoccidental de Taiwan, se asemeja al cuerpo de ese tipo de animal.
En realidad, el Templo de Nankunshen es un templo dos en uno, ya que existen dos estructuras, una al frente dedicada a las cinco deidades protectoras; y una atrás consagrada a una deidad infantil.
Precisamente, detrás del imponente templo frontal, se encuentra otra edificación más pequeña dedicada a Wang Shan Yeh (Señor de las Diez Mil Benevolencias), conocido localmente como Gi-na shing o el Duque Infante. Existen varias versiones acerca del origen de este singular conjunto de dos templos en uno.
La más popular es acerca del vástago de un emperador de la dinastía Ching (Qing) que llegó a Kanglang Shan, sitio donde se encuentra actualmente el templo, y se dedicó a la meditación, alcanzando finalmente la iluminación divina. Cuando las cinco deidades llegaron posteriormente al sitio y optaron por construir su templo allí, de produjo una encarnizada lucha entre el Duque Infante y los cincos Señores de la Pestilencia.
Finalmente, la Diosa de la Misericordia, Kuanyin (Avalokistesvara), intervino como mediadora y ordenó que terminasen la contienda. En común acuerdo, se convino que se construirían dos templos, uno en el frente dedicado a los cinco dioses y uno detrás, dedicado a la deida infantil. También ordenó que sería obligatorio que todos los fieles que llegasen a uno de los dos templos, deben acudir también a hacer una ofrenda en el otro.


Comparada con el templo principal, el Templo Wan Shang es mucho más pequeño en escala y lujosidad.

Otra versión narra de un niño que se refugió bajo un árbol para resguardarse de la fuerte lluvia, mientras transitaba por el lugar. Al dejar de llover, notó que el sitio era maravilloso y decidió radicarse allí, donde murió a los 17 años. Fue enterrado bajo el árbol, siguiendo las instrucciones de su testamento.
Con el tiempo, fue apareciendo en sueños a los pobladores del lugar, quienes optaron por llamarlo “príncipe del área”. Cierto día, llegaron las cinco deidades mencionadas, desde China continental, y pidieron construir un templo donde pudieran residir. Nuestra deida infantil se opuso e indicó que había enterrado una aguja en el sitio para delimitarlo como propiedad exclusiva suya.
Ante ese comentario, los cinco Señores de la Pestilencia reclamaron que habían enterrado una moneda en el sitio y por lo tanto, reclamaban la propiedad del sitio. Se produjo una fantástica lucha entre las dos partes, hasta que intervino Kuan Kung, el leal guerrero divino, que separó a las deidades que se disputaban el derecho al sitio y e impartió la misma orden de construir dos templos.
Aparte de su imponente estructura externa y gran popularidad, el Templo de Nankunshen es una excelente muestra de la estética del arte chino, ya que en su interior encontramos impresionantes tallados en madera y piedra. Sus columnas han sido labradas con finos materiales rocosos traídos de China continental.

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