viernes, abril 18, 2014

 

Ornamentos en los templos chinos


        En las principales ciudades de Taiwan, al igual que aquéllas de China continental, los sitios de oración y recogimiento espiritual son las iglesias y los templos, y en algunas instancias, una que otra mezquita. Sin embargo, en términos de antigüedad y popularidad, es indudable que los templos ocupan un lugar predominante.
        A diferencia de las iglesias, donde los servicios religiosos se ciñen a un estricto horario, salvo ocasiones especiales; los templos están siempre abiertos y listos para recibir a todas las personas interesadas en acudir a ellos, sea por razones de culto o simple curiosidad.
        Los templos chinos tradicionales se dividen generalmente en budistas y taoístas, con variantes intermedias que se inclinan hacia una u otra tendencia. Sin embargo, ambos colocan una atención especial a los ornamentos de la edificación como un todo, o de cierta parte específica.
        Así, por lo general encontramos un gran contraste en colores, con pinturas y otros adornos acorde con las costumbres o necesidades locales. En la China antigua, los arquitectos procuraban especialmente encontrar una especie de punto de equilibrio entre las decoraciones en el interior, los muebles, el contraste de colores entre las paredes y columnas, así como las decoraciones en el exterior de un edificio, incluyendo obviamente los templos.
        Por ende, las vigas transversales, las esquineras, las paredes internas, el cielo raso, las columnas, en fin, todos los componentes arquitectónicos de un templo, eran usados para impartir mayor elegancia y vistosidad a un sitio religioso. 
        Dentro de las religiones orientales, las denominaciones básicas en Taiwan son el budismo y el taoísmo, con sus variantes de una u otra escuela. En términos prácticos, la mayoría de los taiwaneses tienden a ser sincretistas, es decir combinan el budismo y el taoísmo con las creencias y supersticiones del folklore local.

Ying-pi o muro que corta el acceso directo a un templo,
adornado con escultura y un estanque con nueve dragones.


La arquitectura budista china consiste principalmente de templos, pagodas y cuevas artificiales para la meditación. Sus inicios se remotan a la dinastía Han (206 a.C. 220 d.C.), cuando el budismo fue introducido a China desde India. Sin embargo, los templos que se construyeron para el culto de la recién introducida religión siguieron la estética y cultura arquitectónica china.
       Muy pronto, los emperadores y altos funcionarios de la Corte se encontraban ordenando la construcción de dichos templos, y se estima que sólo durante la dinastía Wei del Norte (386 – 535), se edificaron más de 30.000 templos budistas en todo el territorio nacional.
       Siendo construidos bajo órdenes de la Corte, estos templos adoptaban la forma y magnificencia de los palacios chinos, aunque en una escala y proporción mucho menor. Siguiendo el diseño arquitectónico palaciego, estos templos constan generalmente de un portón, sala principal, salas secundarias y una biblioteca o sala de estudios con su colección de sutras. El parte derecha del complejo se reserva para el clero, donde se encuentran los dormitorios, comedor, depósitos, salón de meditación y una antesala. La parte izquierda era para los visitantes.

Las pagodas permitían tener
una vista panorámica de los alrededores.

Otra parte sobresaliente de la arquitectura budista son las pagodas, que también tienen ligeras variantes de acuerdo con los estilos y costumbres locales. Se considera generalmente que las pagodas comenzaron a construirse en China alrededor del siglo I de nuestra era. En la forma de un pabellón redondo, cuadrado, hexagonal, octogonal o dodecagonal, las pagodas servían para tener una vista panorámica de los alrededores. Al inicio, pudo tener un propósito defensivo, alertando a los monjes y fieles acerca de algún ataque enemigo que se aproximaba.
La pagoda más antigua que subsiste hoy en día se encuentra en China continental, y tiene una historia de unos 1.400 años, donde ha sido testiga y sobreviviente de varios terremotos y numerosos asedios por tropas hóstiles. La misma es una estructura totalmente hecha de madera, sin la presencia de un solo clavo. Para integrar todo el complejo se uso el tipo de ensambladura de caja y espiga; donde se logra el acomplamiento entre dos piezas de madera mediante la idea básica de que el extremo de una de las piezas de madera encaje con un agujero realizado en la otra pieza.
Esta tradicional forma de construcción ha demostrado que las ensambladuras de caja y espiga son muy resistentes a terremotos y otras inclemencias del tiempo. Este tipo de acoplamiento en construcciones de madera permite un alto grado de flexibilidad estructural, permitiendo que el edificio como un todo pueda desplazarse ligeramente de un lado a otro sin colapsar.
        Nadie sabe a ciencia cierta, cuántas pagodas hay en China continental, y en Taiwan, las que existen se encuentran generalmente en populares sitios turísticos y ciertos templos muy concurridos. Actualmente su papel es esencialmente decorativo.
Lo que al inicio eran torres sencillas hechas de madera, cal y canto y ladrillos; fueron evolucionando hasta las altamentes decoradas pagodas más recientes. Denominadas con justa razón como “pagodas floreadas”, su origen data de la dinastía Sung (Song, 960 – 1279). Estas edificaciones están por lo general decoradas con flores talladas, animales auspiciosos, budas, arhats o santos budistas, paisajes y poemas cortos. Muchas pagodas tienen una especie de palacio subterráneo.

Los templos taoístas generalmente son más
majestuosos y suntuosos que los templos budistas.

        Otro elemento de la arquitectura budista muy peculiar son las cuevas o grutas. Supuestamente son sitios que favorecen el retiro espiritual, alejado del mundanal ruido.
La construcción de estas grutas implica generalmente un proyecto enorme, con varias secciones y tallados muy delicados. En el norte de Taiwan, es famosa la gruta artificial en el Templo Kuantu en la ciudad de Nuevo Taipei. Resulta muy instructivo un recorrido a través de la misma, ya que uno puede enterarse de los principales arhats o santos dentro del budismo. Pero, hay que advertir que muchos de ellos podrían causar pesadillas en algunas personas. Sus semblantes no son nada amigables, ya que la función principal de su presencia es ahuyentar a los malos espíritus. Hay que advertir además que el citado templo es sincretista, aunque tiene más vocación taoísta.
Estos criterios arquitectónicos cambian cuando pasamos a ver un templo taoísta. Los estilos arquitectónicos de estos templos varían en algunos aspectos debido a las diferentes funciones que cumplen. Es decir, un templo taoísta puede ser un simple sitio de oración o un lugar para otros servicios religiosos tales como adivinación, sacrificios y ofrendas, residencia para el clero taoísta o simplemente una especie de edificio ornamentado para visitantes.
El taoísmo fue introducido formalmente en China a finales de la dinastía Han Oriental (25 — 220 d.C.). En aquella época, los practicantes del taoísmo eran en su mayoría ascetas que vivían en chozas sencillas o cuevas, donde su norma de vida estaba regida por su filosofía basada en la Naturaleza. No fue sino hasta la dinastía Chin (晉朝, dinastía Jin, 265 420), que el movimiento religioso fue aceptado por los gobernantes y se comenzaron a edificar templos taoístas, bajo órdenes imperiales. El taoísmo adquirió su máximo esplendor durante las dinastías Tang (唐朝, 618 907) y Sung (宋朝, dinastía Song, 960–1279), cuando maduraron las artes y las técnicas de construcción en madera. En esa época, existían rigurosos reglamentos acerca del tamaño, estructura, colores e incluso la decoración de los sitios taoístas.
Lo interesante en el campo religioso chino es la influencia mutua que han tenido el budismo, confucianismo y taoísmo en la vida diaria del pueblo por más de diez siglos. Como resultado de esta interacción, la arquitectura de templo tienen gran similitud en diseño y función entre los tres sistemas.
        Desde tiempos remotos, la arquitectura china ha adoptado conceptos de la Cosmología China, incluyendo aspectos de la Geomancia (v.g. feng shui) y de las tradiciones taoístas, para delinear los planos de palacios y estructuras religiosas. Los aspectos más sobresalientes de tales edificaciones incluyen, entre otros aspectos, el uso de paredes, retenes, talismanes e imágenes de buen augurio.
Estos elementos se incluyen tanto en templos budistas como taoístas, con variantes solamente en términos de coloración y ostentosidad. El elemento más sobresaliente en la entrada de muchos palacios y templos chinos es la presencia de un gran muro o pared que sirve de biombo o retén que corta el acceso directo al templo. La razón de esta estructura surge de la creencia china de que los seres malignos sólo pueden desplazarse en línea recta.
En chino, este muro o pared se denomina ying-pi (影壁, yingbi) o chao-pi (照壁, zhaobi); y puede estar construido de madera, ladrillos, piedra u otros materiales. En Taiwan, se le conoce también como hsiao-chiang (蕭牆), chao-chiang (照牆), chao-ping (照屏), o men-ping (門屏). Este tipo de muro también lo encontramos en algunas residencias chinas suntuosas.

Limatesa con cuadros ornamentales de cerámica coloreada
mostrando escenas históricas de personajes ejemplares.


El ying-pi se remonta a por lo menos la dinastía Chou Occidental (~siglo XI 771 a.C., Zhou Occidental). Desenterramientos arqueológicos han descubierto tumbas de ese período en la provincia de Shanhsi (陝西, Shaanxi) con vestigios de un muro en forma de biombo que mide 240 centímetros de largo por 20 centímetros de alto. Es una de las paredes o muros de entrada más antiguos en China.
En el pasado, el ying-pi era un símbolo del rango y la posición social de una persona. Dentro del sistema de ritos del período Chou Occidental, sólo los palacios imperiales, las mansiones de los nobles y los templos religiosos podían tener este tipo de estructura.
Aparte de evitar las miradas indiscretas de curiosos que se encuentran fuera de la casa, el ying-pi era un espacio de cortesía para el visitante, donde podía bajar de su coche y arreglarse el vestuario antes de ingresar al sitio. Sólo durante las últimas dinastías chinas fue que se permitió la construcción de este tipo de muro de retén en las residencias particulares en el norte de China.
        En el templo mismo, resulta interesante observar desde el techo hasta el interior del mismo, los elementos arquitectónicos que han sido incorporados con el fin de retener las fuerzas positivas y rechazar los aspectos negativos.        
En los templos taoístas, generalmente en el caballete del portal principal encontramos tres estatuas de deidades vestidas a la antigua. Representan en forma humana las tres estrellas del Fu Lu Shou, o los Dioses de la Felicidad, el Exito y la Longevidad. Su presencia significa “se encuentran presentes las tres estrellas” (san-hsing-tsai三星在), la situación cabalística más propicia para los humanos.     Las limatesas de los techos van generalmente ornamentadas con imágenes hechas de cerámica coloreada que simbolizan buenos augurios o seres mitológicos que son talismanes contra las fuerzas negativas.
Otra particularidad de los techos en palacios y templos chinos es la presencia de un tipo especial de ornamento zoomórfico denominado wenshou (吻獸), que se colocan en hilera sobre la cumbrera o caballete, o algunas veces, bajando por las limatesas y vertientes del techo.
Al fin de cada hilera de los wenshou, encontramos otra bestia imaginaria denominada chiwen (螭吻), con una apariencia parecida a la cola de un pez. De aspecto fiero e imponente, pareciera estar listo para devorar toda la limatesa. Según la mitología china, el chiwen es uno de los hijos del Rey Dragón, que gobierna en los mares.
Como ser capaz de conjurar la lluvia, los chinos de antaño colocaron chiwen de cerámica en la cumbrera principal para que use sus poderes mágicos con el fin de provocar un fuerte aguacero en caso que hubiese un incendio en el templo. Lo curioso es que al mismo tiempo, para evitar que se tragase toda la limatesa, ha sido colocado en el techo junto con una espada.
En ciertos aspectos, se asemejan a las gárgolas de los palacios, iglesias y otras edificaciones europeas. Y en muchos diseños posteriores de los templos chinos, el chiwen ha sido diseñado como la parte sobresaliente de un caño que sirve para evacuar el agua de lluvia del tejado.
Otro aspecto sobresaliente de algunos templos chinos es la presencia de un patio interior, abierto y por donde penetra la luz, así como la lluvia. Esta es la realidad en algunos templos mayores, donde hay una especie de corredor alrededor del patio. En los templos más pequeños, suele haber uno o más tragaluces para iluminar su interior.   
Por lo general, las paredes y el entorno interior del templo contienen abundantes pinturas y altorrelieves de objetos que denotan buena suerte y prosperidad, tales como murciélagos, granadas, flores, venados, cigueñas, etc. También se encuentran cuadros y tallados que tienen como tema algún relato importante en la historia china.  
En el pasado, todos estos elementos decorativos también tenían una función didáctica, ya que ante la ausencia de instituciones escolares accesibles, las madres servían de fuentes transmisoras del milenario legado cultural de la nación a sus hijos. El muchacho aprendía de manera informal estas narraciones, cuando acompañaba a la madre al mercado. Retornando del mercado, las madres siempre pasaban por el templo para hacer su oración diaria, y aprovechaba la ocasión para contarle a su hijo los pormenores de esas interesantes historias.     
Como se indicó anteriormente, estos ornamentos arquitectónicos se encuentran con mayor profusión en los templos taoístas, y virtualmente están ausentes en aquéllos budistas. En los templos budistas, el entorno tiene que ser sencillo, austero y sobrío, para evitar las distracciones y facilitar la meditación espiritual.
La arquitectura de los templos taoístas se puede clasificar en dos grandes estilos: el estilo del templo tradicional y el estilo del templo en la forma de pakua (bagua) u ocho trigramas. En el estilo del templo tradicional, el arreglo es generalmente simétrico. La sala principal ocupa el eje central, en torno al cual se encuentran las otras estructuras en sus dos flancos. En el extremo norte, se ubica el altar principal y lugar donde van los fieles a rendir culto a sus respectivas deidades. Los salones anexos, tales como el comedor o dormitorios, se encuentran ya sea detrás o a un costado de la sala principal.
      El estilo del pakua u ocho trigramas es una edificación esotérica que gira alrededor del tanlu (丹爐), estufa u hornillo para hacer pildoras de la inmortalidad), para cumplir con los requisitos geománticos del pakua. En la actualidad, este hornillo es meramente simbólico y normalmente consiste en un incensario en forma de trípode. El eje de la edificación se orienta de norte a sur. El estilo refleja la filosofía taoísta de que el ser humano debe seguir a la cosmología natural para integrar el chi () o energía vital.
La mayoría de los complejos taoístas posee una arquitectura basada en la topografía natural para edificar pabellos, salas, pagodas y jardines estructurales; adornados con una gran cantidad de esculturas, murales y estelas que sirven para entretener a los visitantes. Todo el concepto decorativo cumple con el deseo taoísta de procurar la buena suerte, la longevidad, el éxito y la entrada a un mundo de ensueño.
Los motivos arquitectónicos de los templos budistas están cargados de simbolismos. Los cuerpos celestes, tales como el sol, la luna y las estrellas, denotan la luz o el brillo en la vida humana. Por otro lado, los paisajes de sitios rocosos simbolizan la inmortalidad. Los relatos tradicionales chinos siempre han narrado de ascetas centenarios o milenarios que viven en absoluta reclusión en medio de bosques situados en parajes con caprichosas formaciones rocosas.
También se encuentran generalmente pinturas o tallas en la forma de abanicos plegables, peces, narcisos, murciélagos y venados, para implicar beneficencia, riqueza, ángeles, buena suerte y ascenso en el trabajo. Otros simbolismos son el pino y el ciprés para denotar el afecto sincero; la tortuga como representación de la longevidad; y la grulla para representar al hombre de honor. Todos esos y otros símbolos taoístas han penetrado profundamente en el pensamiento y la cultura de los chinos; manifestándose no sólo en los aspectos folklóricos, sino también en la vida diaria. En toda residencia china, estará presente al menos uno de estos objetos auspiciosos.

Etiquetas: , , , , , ,


Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?