jueves, julio 19, 2007

 

Consultas con el almanaque chino

Además de orar, leer los sutras y llevar un amuleto,
la consulta del almanaque constituye una sana
práctica para guiar las actividades más importantes
en la vida de muchos taiwaneses.


En un chiste que me enviaron por correo electrónico recientemente, se hizo alusión al Almanaque Pintoresco de Bristol, donde el interlocutor señala que ha sido su leal consejero durante mucho tiempo y que pasó un año de incertidumbre y desasosiego al no poder adquirir a tiempo su ejemplar el año pasado.
En Latinoamérica, ese pequeño librito de 32 páginas con tapa de color naranja apagado, tiene un inmenso valor para la gente común, ya que sirve de oráculo, santoral, predicción, horóscopo y material de lectura informal. También contiene informaciones importantes tales como tablas de marea, fases de la luna, hora en que sale el sol, así como consejos útiles para el hogar.
En su obra Las hojas del calendario, el autor nicaragüense Jaime Incer Barquero relata que afortunadamente su padre no tuvo a mano un Almanaque Bristol a la hora de bautizarlo, o de lo contrario, hubiera tenido que llamarse Eustaquio, que es el santo que corresponde a la fecha de su nacimiento.
Nuestro almanaque adquiere un valor casi místico en Bogotá, Colombia, donde va acompañado de anuncios publicitarios que evocan el contenido de los diarios bogotanos de los años 50. El Almanaque Bristol es tan auténtico que no ha cambiado el formato original con que fue diseñado, simplemente debido a que no lo necesita. En fin, el público lo busca tal y como es; al igual como busca los productos de Murray & Lanman, con sus envases floripondios y su apariencia de pócimas de magia blanca.
En particular sobresale su "Agua de Florida", que anuncia ser "fragante y famosa en el mundo desde 1808".
Lo más seguro es que muy poquísima gente, sino fuera que nadie, ha visto un ejemplar del Almanaque Pintoresco de Bristol en Taiwan. Sin embargo, existe no una, sino muchas ediciones de una versión de almanaque con un contenido particularmente chino. No contiene los anuncios publicitarios, ni trata de vender una agua de Florida; pero si está cargado de información útil, que incluso en esta era de la informática, la gente en la isla suele consultar para los eventos más importantes de su vida.
En China, los almanaques han estado en uso permanentemente por varios milenios. De una variedad de desenterramientos y documentos se conoce que la adivinación y las consultas de oráculos jugaban un papel preponderante en la vida de los ciudadanos durante las dinastías Chin y Han, hace ya más de 2.500 años.
Un aspecto que ha causado ciertas dificultades en los expertos del campo de la Sinología es la diferenciación entre almanaque y calendario. La confusión surge de la estrecha relación histórica que han tenido ambas formas de contabilizar el tiempo en China durante la pasada era imperial, desde la fundación de la primera dinastía en el año 221 a. C. hasta el fin de la última en 1912 d. C.
A diferencia de Occidente, ambos tipos de método cronológico están basados en días solares y años lunares en China, con un mes intercalado que se inserta periódicamente para compensar con el tiempo real de la revolución de la Tierra alrededor del Sol. Por esa razón, muchos autores de temas chinos en Occidente, y también algunos en Oriente, usan en forma indiscriminada ambos términos para describir hechos e incidentes.
En cierto sentido, la diferencia fundamental que existe entre el calendario (jih-li) y el almanaque (jih-shu) es que el primero se refiere exclusivamente a una publicación anual emitida o autorizada por la autoridad central en China; mientras que el último es una obra no oficial con detalles de todos los días de un año. En consecuencia, los almanaques fueron algunas veces informalmente sancionados, tolerados o inclusive prohibidos del todo en las diferentes etapas históricas de China.
Estrictamente hablando, los almanaques posiblemente antecedieron a la importante obra de la prestidigitación, el I-Ching o Libro de los Cambios; sin embargo, esta última obra tuvo una innegable influencia en las posteriores ediciones de los almanaques.
Uno de los almanaques más antiguos que se han encontrado en China continental consiste en un grupo de varillas de bambú entrelazadas con hilos. Fue encontrado en una excavación realizada en la provincia de Hupei, a fines de 1975. De un legado de aproximadamente diez "tomos" con más de 1.200 varillas de bambú que se encontró dentro de la tumba, los arqueólogos e historiadores han podido tener una rara visión sobre la vida del pueblo en aquellos tiempos.
La tumba pertenece a un hombre de apellido Hsi, nacido en el año 262 a. C., quien fue funcionario en la corte de Chin Shih-huang, el primer emperador de China. La última fecha que se registra en tales libros de bambú es 217 a. C., cuando Hsi tendría unos 45 años de edad. Por ende, se infiere que la mencionada persona falleció a esa edad y fue enterrado ese año, cosa que también corrobora el análisis forénsico que ha determinado que los restos pertenecen a un varón de unos cuarenta años.

Al acercarse el fin de año, sobresalen en los anaqueles
de las librerías de Taiwan las variadas
y llamativas ediciones de los almanaques
chinos, con textos esencialmente iguales.


A un costado del cráneo y debajo de los pies se encontraron sendos legajos de varillas de bambú, con la inscripción Jih-shu, que significa almanaque. El contenido de ambos volúmenes es una especie de cronología tabular con explicaciones en forma de pie de texto. Lo importante en ambas obras es la aparición del caracter chino chi, que significa literalmente "evitar". Con el mismo se trata de advertir al lector acerca de las actividades que se deben evitar ese día en particular. La tradición se conserva hasta el día de hoy.
Ya desde esa época, y posiblemente con anterioridad a ella, los almanaques en China han servido para especificar diversas actividades religiosas y seculares diarias, tales como el mejor tiempo para hacer sacrificios, sembrar, cosechar, construir casas o salir de viaje.
En Taiwan, debido a que es isla y está sujeta a los caprichos de los cambios climáticos de origen oceánico, el almanaque no resulta tan preciso. Pero, en China propiamente hablando, al tener un clima de tipo continental, la precisión del almanaque es sorprendente. En el campo, la gente se guía de la obra con absoluta fe. Si el almanaque del año en curso indica que habrá lluvia un determinado día, hay más del 95% de probabilidad de que llueva.
En el pasado distante, los almanaques eran posesión exclusiva de la corte. Por ejemplo, durante la dinastía Tang (618-907) era prohibida la posesión de cartas o textos astrológicos, obras de oráculos o almanaques. Sin embargo, resulta muy probable que tales medidas eran inefectivas, ya que el pueblo se las ingeniaba para tener su almanaque a mano.
Obviamente, no estaba al alcance de todos, ya que costaba mucho reproducirlo manualmente. Con el invento de la imprenta de tipos móviles en China, se facilitó esta tarea y comenzaron a aparecer ediciones baratas tanto del calendario oficial de la corte como de los almanaques de uso vernacular.
En los primeros años de la era republicana, el Gobierno intentó prohibir el almanaque en un esfuerzo por erradicar las supersticiones, consideradas como un obstáculo al progreso. Como hemos de imaginar, también fue algo inútil. Finalmente, el Gobierno tuvo que ceder y comenzó a imprimir los almanaques con anuncios y dibujos oficiales. Al llegar al poder en 1949, los comunistas diseñaron un "nuevo almanaque", con una visión más proletaria y secular. Estas nuevas versiones sirvieron como medio para divulgar las directrices gubernamentales, así como diversos consejos acerca de técnicas agrícolas, higiene y comportamiento social. Con la llegada de la reforma económica, el almanaque tradicional ha vuelto a aparecer en China continental.
Se estima que cerca del 70% de las familias en Taiwan usan el almanaque chino, mejor conocido en la isla como "almanaque del agricultor", con el fin de encontrar la fecha y hora propicias para realizar eventos importantes y muy especiales en la vida de una persona; tales como el compromiso formal entre los novios, el matrimonio, la mudanza a una nueva residencia, la inauguración de una tienda o incluso, el funeral de algún miembro de la familia.
Antiguamente, cuando la educación no era tan popularizada, el almanaque también cumplía una función didáctica. Entre sus páginas, hay varias secciones sobre enseñanzas morales, normas de urbanidad, explicaciones sobre dichos populares y otros temas variados. Tales secciones varían mucho entre las diferentes versiones publicadas, pero las personas conocían cuál edición resultaba más adecuada para sus necesidades.
Con un almanaque en mano, los padres de antaño impartían enseñanzas morales a sus hijos teniendo la versátil obra como libro de texto. Incluso existían ediciones que traían breves descripciones de plantas y animales, así como consejos para mantener la salud y secretos para resolver pequeños problemas caseros.
En la contraportada de muchas ediciones modernas viene una tabla ilustrada de las combinaciones fatales de alimentos. Según dicha tabla, hay que evitar la combinación de ciertos tipos de alimentos con otros supuestamente "no compatibles".
En la actualidad, el almanaque chino se publica simultáneamente en China continental, Taiwan y Hong Kong. Tiene nombres diferentes, en China se le conoce como Huang-li, en Taiwan es el Nungmin-li y en Hong Kong se le denomina Tong-shu; pero su contenido es básicamente el mismo, con ligeras diferencias locales. Por cuestiones de cálculo, han surgido discrepancias un par de veces en el siglo pasado, pero existe una especie de jurado de astrólogos que retoma el caso y analiza las versiones para determinar cuál es la correcta. A pesar de la moderna tecnología de levantado de texto e impresión, sigue publicándose en un formato que ya tiene más de un milenio de existencia. Aún así, sigue siendo atractivo y totalmente confiable. Analizando a fondo su contenido, uno descubre que esencialmente no es incompatible con los conocimientos de la ciencia moderna.

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Comments:
Estoy fascinado con tu blog. Lo he descubierto por casualidad, haciendo búsquedas en google sobre mitología hindú y me resulta apasionante. Muchas gracias.
 
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