lunes, abril 04, 2005

 

Laotse: el hombre, el libro y la religión


Laotse

Si aceptamos que la Biblia es el libro más difundido en el mundo y el que ha sido más traducido a otros idiomas; entonces, el libro de Laotse, filósofo y pensador chino de la antigüedad, es posiblemente el segundo libro que ha sido más traducido a otras lenguas.

El famoso sinólogo y miembro del jurado del Premio Nobel de Literatura, Göran Malmqvist, reveló hace unos años en Taiwan que su pasión por los estudios chinos se debe a que leyó la obra de Laotse en su juventud y se sintió atraído por la misma. En Alemania, dice Malmqvist, gracias al movimiento de retorno a la naturaleza, casi todos los intelectuales poseen una copia del libro de Laotse.

Pero, ¿quién fue Laotse? La vida del filósofo está envuelta en un velo de misterio. Existen varias versiones con respecto a la identidad de Laotse, supuesto autor de la obra primigenia del taoísmo.

Según el Shih Chi (Anales históricos), obra clásica de la dinastía Han Occidental (206 a.C. - 8 d.C.) escrita por Szuma Chien, el verdadero nombre de Laotse era Li Tan, y era conocido por su sobrenombre Po-yang. El vivió en la tumultosa época de la historia antigua de China conocida como el Período de Primavera y Otoño (770-476 a.C.). En esos momentos, China se encontraba fragmentada en varios reinos.

Laotse era natural del Reino de Chu y fue bibliotecario en el Reino de Chou. En esa época, el cargo de bibliotecario era un puesto de carácter sacerdotal y cumplía también las funciones de historiador y archivero de la corte.

Se cree que precisamente su cargo le permitió conocer todos los pormenores y aspectos decadentes de las costumbres de esa época. Por esta razón, su obra está impregnada de un mensaje social y una constante amonestación moral.

Según la tradición taoísta, Laotse, hastiado de la decadencia y la corrupción en el reino, se alejó para siempre montado sobre un carabao azul, viajando en dirección a Occidente.

Al llegar a la frontera, se encuentra con Kuan Yin, jefe de la guarnición fronteriza y viejo amigo suyo. Laotse le dejó a su amigo y seguidor un manuscrito de 5.000 caracteres, que vino a constituir la síntesis del pensamiento del filósofo.

La obra de este pensador clásico es un libro denominado Laotse (Laozi) o Tao-te-ching (puede ser traducido indistintamente como Libro de la Vía y la Virtud o Libro del Camino y la Fuerza). Junto con el I-Ching (Libro de los Cambios) y el Chuang Tzu (Zhuangzi o Libro de Chuang Tzu), constituyen los tres clásicos abstrusos de la filosofía china clásica.

Dado a que el autor y su libro tienen un mismo nombre, algunas veces se presta a confusión. Hay necesidad de separar a Laotse, el hombre; de Laotse, el libro. Hemos descrito brevemente al autor, pero ¿qué podemos decir de su libro? Actualmente, la mayoría de los críticos consideran que el Laotse o Tao-te-ching fue escrito en una época muy posterior a la muerte de su autor. Generalmente se acepta que la obra fue escrita durante el Período de los Estados Combatientes (475-221 a.C.) El Tao-te-ching consta de 81 capítulos y está escrito en un estilo aforístico. En las clases de lectura de clásicos para niños, que se han vuelto recientemente muy populares en Taiwan, este libro casi siempre es el que los niños aprenden de memoria más rápidamente y lo recitan con poca dificultad.

Pero una cosa es aprender de memoria y otra cosa es conocer el significado profundo que encierra su contenido. El Tao-te-ching se caracteriza por contener frases cortas y ordenadas en contraste, lo cual facilita la memorización.

Sin embargo, las palabras que se usan son abstractas y los términos que describen la sustancia natural de la Vía (tao) tienden a crear un distanciamiento mental. Por ejemplo, se usan términos contrarios, tales como vacío y lleno, ser y no ser, para describir la Vía.

La obra de Laotse contiene un fuerte sentido dialéctico. En forma numerosa y repetida se presentan pares contradictorios. La contradicción principal entre ser y no ser se extiende en todo el Tao-te-ching a través de valores dialécticos tales como mucho-poco, avance-retroceso, honor-deshonra, sabiduría-torpeza, y fortaleza-debilidad.

Así, Laotse expresa: “La felicidad acompaña muy de cerca a la desgracia; la desgracia se esconde en la felicidad (...) lo normal se convierte en anormal; la bondad se transforma en maldad”.

Muchos siglos antes que Fichte y Hegel, Laotse descubre la inseparabilidad de las contradicciones y el principio de su unión en un momento superior. Para este filósofo chino de la antigüedad, la dialéctica no es solamente un razonamiento, como ocurría en Zenón y Platón, sino que también expresa el devenir de la naturaleza. En ella, Laotse sintetiza y renueva la vigencia del concepto chino del yin y el yang (negativo y positivo).

Laotse creía que todas las cosas surgen de la Vía, pero también la Vía está presente en todas las cosas. Cuando la Vía es expresada en la vida humana y cumple con su papel, es la Virtud o Fuerza (te).

Pero la Virtud (tao-te) tiene su propio significado especial en Laotse, muy diferente al concepto de virtud en la doctrina confucianista.

Laotse usa la Vía para entender al ser humano; para examinar críticamente a las personas, los eventos y las cosas desde una perspectiva natural.

La vigencia del pensamiento de Laotse va más allá del contexto dialéctico. Si bien, el filósofo nunca mencionó las elecciones, Laotse ha sido considerado por algunos críticos como un defensor de la democracia.

En su libro, Laotse insiste que un gobernante debe primero aprender a gobernar antes de hacer cualquier otra cosa. También condena la corrupción de los funcionarios. Para Laotse, un gobernante corrupto no es más que un líder de ladrones y mafiosos, un bandido en el trono.

También fue un asiduo defensor de los derechos de la mujer y un activista del movimiento ambientalista. En los últimos años, el Laotse se ha vuelto muy popular en Alemania gracias al Partido Verde.

En Taiwan, la gente no tiene la oportunidad de estudiar a Laotse en el transcurso de su educación convencional. El currículo oficial prescribe solamente el estudio de las Analectas de Confucio y el Libro de Mencio.

Existe un conflicto directo entre el taoísmo y el confucianismo. Laotse critica las virtudes confucianistas de la benevolencia y la rectitud como degeneraciones del tao y el te. También considera que las ceremonias, muy importantes según Confucio, son una degeneración de la lealtad y la buena voluntad.

Tradicionalmente, los confucianistas despreciaban las enseñanzas de Laotse y criticaban al taoísmo por su marcado anarquismo. Los eruditos de la escuela confucianista consideraban que Laotse mismo había condenado su obra al decir que era mera basura.

Sin embargo, esta rivalidad entre confucianistas y taoístas comienza a desvanecerse con la aparición de los neo-taoístas en los siglos III y IV. La introducción del racionalismo en la nueva corriente del taoísmo permitió una reinterpretación de las enseñanzas de Confucio.

En consecuencia, los neo-taoístas, o por lo menos una gran parte de ellos, consideran que Confucio es el más grande de todos los sabios. Ellos aceptaron algunos de los textos clásicos confucianistas más importantes y los reinterpretaron de acuerdo al espíritu de Laotse y Chuang Tzu.

Algunos autores consideran que el lenguaje de los confucianistas es de exhortación positiva, mientras que el lenguaje de Laotse es de advertencia negativa.

La escuela confucianista le indica directamente a la gente qué es la vida y que el hombre de carácter noble es magnánimo y cultiva los cuatro principios fundamentales del confucianismo: humanismo, deber, decoro y sabiduría. Laotse también está a favor del humanismo y el deber, pero nunca los defiende en forma positiva.

En vez, Laotse implica la duda en ellos. Si la gente posee esas cuatro virtudes básicas, ¿por qué no aparecen esos atributos en todas las personas que conocemos? Según Laotse, los deseos sensoriales y los prejuicios en cada uno de nosotros suprimen esas virtudes.

En realidad, existe mucha similitud entre las dos escuelas del pensamiento chino clásico. Por ejemplo, tanto los confucianistas como los taoístas consideran que el estado ideal es áquel gobernado por un sabio. Solamente el sabio puede y debe gobernar, enseñan ambas escuelas.

El Tao-teh-ching ha sido traducido a más de 80 idiomas y el New York Times incluso ha colocado a Laotse como el autor más grande de todos los tiempos. Si Laotse tuviera conocimiento de ésto, posiblemente estaría enojado.

Se han publicado varias ediciones del Tao-te-ching en español. Desafortunadamente, la mayoría de estas ediciones son traducciones de la versión en inglés o francés del libro. Por excelentes que sean dichas traducciones, muchas veces no captan la verdadera esencia del mensaje original en chino.

El Tao-te-ching inicia con una advertencia al lector: “El tao que puede expresarse con palabras, no es el tao permanente. El nombre que puede ser nombrado, no es el nombre permanente”. Laotse fue una de las primeras personas en darse cuenta de las limitaciones del lenguaje.

Laotse deseaba que el ser humano retorne a su estado natural, a ser “completamente vacío y perfectamente sereno”. La vida es una responsabilidad inevitable y la filosofía china siempre se ha inclinado por enfocar en la vida humana y la política.

Sin embargo, la humanidad y el amor se encuentran generalmente parcializados en la sociedad humana. Por eso, los políticos actúan arbitrariamente y ésto los conduce muchas veces al fracaso. Laotse insta al ser humano a aprender a dejar que las cosas sigan su propio curso natural, para que la vida pueda desarrollarse al máximo.

Silenciosamente, Laotse se fue de China hace ya más de tres milenios, pero dejó un legado filosófico que ha servido hasta el presente como una cosmovisión alterna para los chinos. El profundo remedio espiritual de ser cuando no se debe ser y no ser cuando se debe ser. Una forma de vida tranquila en medio de un mundo turbulento.

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Comments:
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