martes, julio 03, 2012

 

Confucianismo y modernismo en Taiwan



Estatua de bronce de Confucio en la tienda de recuerdos del Templo de Confucio en Tainan.
En los templos oficiales, la imagen del sabio no se encuentra en la nave principal.


     Todos los años, se celebra el Día del Maestro con una imponente y solemne ceremonia en la madrugada del 28 de septiembre en los templos de Confucio de las principales ciudades de Taiwan. El acto es una combinación de ritos antiquísimos con aspectos muy disimulados del taoísmo y budismo, reflejando así un sincretismo práctico.
     La descripción comúnmente aceptada de los principales componentes del sincretismo religioso que prevalece en la mayoría de los taiwaneses es una mezcla de budismo, taoísmo, confucianismo y tradiciones folklóricas. Si bien lo anterior podría ser cierto en términos etnológicos, la dimensión del confucianismo en este sincretismo cubre una realidad que va más allá del culto y simbolismo religiosos.
    Bajo el esfuerzo coordinado del Gobierno, los intelectuales y líderes de instituciones sociales, el confucianismo se ha fortalecido y adaptado a los tiempos modernos, a pesar de ser una tradición que data de más de dos milenios y medio.
     Careciendo de un mensaje mesiánico o de salvación universal, las enseñanzas de Confucio ( 551 — 479 a.C.) han llegado a atravesar las fronteras culturales y étnicas de China; expandiéndose a Corea, Japón, Vietnam, Singapur y buena parte del Sudeste Asiático. Lejos de poseer un contexto religioso, la tradición confucianista contiene valores morales y espirituales válidos para todos los seres humanos, sin distinción de condición social, étnica o religiosa. La nueva versión de esta tradición, el neoconfucianismo, incluso ha sido considerada como el artífice del modernismo y el progreso de los países asiáticos que han emergido después de la II Guerra Mundial.
      En la actualidad, los promotores del neoconfucianismo han comenzado a exportar sus ideas a Occidente, donde procuran entablar un diálogo con las otras escuelas del pensamiento e incluso religiones.  La tradición confucianista, basada en los principios éticos y morales, y el pragmatismo ideológico, constituye una peculiar doctrina neutral capaz de impulsar un desarrollo acelerado, a pesar de las restricciones socio-económicas que puedan existir en un país. Los mejores ejemplos recientes que comprueban este dictamen los encontramos en el impresionante desarrollo que ha alcanzado China continental, y más recientemente, la trayectoria de desarrollo que está mostrando Vietnam. A pesar de ser regímenes socialistas, su impresionante avance contrasta con el caso de otros Estados socialistas, tales como Cuba o Corea del Norte.

Templo de Confucio en Taipei, sitio donde se realizan anualmente los principales ritos en honor al Gran Maestro el 28 de septiembre.



     Según informaciones oficiales, existen trece templos de Confucio en el área de Taiwan, de los cuales sólo dos de ellos fueron construidos después de la II Guerra Mundial. El más antiguo de ellos es el Templo de Confucio de Tainan, construido en 1665, durante el reinado del emperador Kang-hsi de la dinastía Ching (Qing, 1644 — 1911). Tiene una posición insuperable entre los otros templos confucianistas de la isla por el hecho de poseer, entre otras cosas, tablas dedicatorias de ocho de los diez emperadores de la última dinastía, así como todos los presidentes de la República de China después de la II Guerra Mundial.
     La presencia de tales tablones en el cielorraso de la sala principal imparte una especie de legitimidad espiritual y moral al gobernante de turno, indicando que su autoridad ha sido aceptada por el pueblo desde lo profundo de sus corazones.
     Como el templo fue construido durante reinado de Kang-hsi, segundo emperador de los Ching, resulta lógico que no tenga una tabla conmemorativa del primer emperador, Shun-chih, quien ya había fallecido para ese entonces. Tampoco se encuentra el tablón del último emperador de los Ching, Tung-chih, quien todavía era un niño cuando fue derrocado por la gesta revolucionaria dirigida por el Dr. Sun Yat-sen.
     Estas tablas dedicatorias tienen un gran significado dentro de la tradición confucianista sobre la legitimidad de un gobernante. Cada gobernante tiene un tiempo prudencial para pensar en un sencillo verso de cuatro caracteres chinos que logre sintetizar e interpretar el pensamiento confucianista con la visión y postura política propia del nuevo gobernante. 
     Sin embargo, resulta un poco incorrecto decir “templo de Confucio”, ya que el Maestro de Maestros nunca mencionó ser una divinidad. Al contrario, fue uno de los primeros pensadores en el mundo que se opuso tenazmente al culto a la personalidad y la idolatría.
     En Taiwan, además de los templos oficiales a Confucio, existen unos 23 templos privados; así como incontables capillas consagradas al Gran Maestro Kung en otros templos, particularmente aquéllos taoístas dedicados al culto civil.
     La principal diferencia entre estos templos la encontramos en el “altar principal”. En los oficiales, una tablilla espiritual reemplaza la imagen del sabio. Allí reina un ambiente de armonía y tranquilidad, y no hay incensario público para que la gente queme incienso. Todo el entorno es sobrio, tal como quiso el Gran Maestro. No se nota un culto, sino más bien una sensación de recuerdo y respeto.

Tablilla espiritual que recibe los honores que rinden los visitantes a los templos oficiales
dedicados a Confucio. El Gran Maestro se opuso a todo tipo de idolatría o culto a la personalidad.



     Los templos privados cuentan generalmente con imágenes del Sabio, ubicadas en un altar donde los fieles pueden hacerle ofrendas, al igual que a las otras deidades taoístas o budistas. ¿Por qué existen templos privados? En el pasado, un pueblo era noble e ilustre si se construía allí un templo de Confucio, ya que simbolizaba que algún hijo suyo era meritorio. Por esa razón, los ciudadanos más ilustres de muchas ciudades en la isla decidieron aportar fondos y hacer colectas para construir uno. Para evitar confusiones, la mayoría ha optado por colocar imágenes del Sabio en su sitio de honor.      En los templos oficiales, las estatuas de Confucio se encuentran fuera de la nave de la sala principal. En realidad, estos “templos” fungían como escuelas informales en el pasado, cuando aún no existían escuelas públicas.
     En su obra La religión de China: confucianismo y taoísmo, Max Weber considera que el confucianismo tradicional representa un caso de racionalidad basada en los valores (Wertrationalität). Sin embargo, el neoconfucianismo en Taiwan se identifica cada vez más con los criterios utilitaristas, surgiendo como una tradición útil para el desarrollo económico, compatible con la democracia, la ciencia y la tecnología. En este sentido, el confucianismo moderno posee una racionalidad utilitaria (Zweckrationalität).
     Con respecto a la racionalidad, John F. Wilson describió el término en su contribución a la Enciclopedia de la Religión como “una convicción de que los principios universales y lógicamente consistentes constituyen la base para el cambio”. Su definición del racionalismo lo enlaza con la noción de progreso. Según Wilson, la racionalidad también puede estar entrelazada con el individualismo y la democratización.
     En este mundo moderno, donde el individualismo y el materialismo se integran en la cada vez más arraigada corriente del consumismo, el utilitarismo se filtra en todos los estratos de la sociedad. Habiendo heredado el concepto de un “estado-sociedad” unitario de los tiempos imperiales, el confucianismo posee una cosmología científica que la distingue de otros conceptos ideológicos o religiosos.
     Siendo Taiwan un área sujeta a periódicas calamidades naturales y humanas, tales como tifones, terremotos, inundaciones y deslaves; el discurso político-económico del confucianismo adquiere más vigencia que los simples delineamientos retóricos morales y espirituales de las doctrinas religiosas.
     Sin embargo, el patrimonio cultural confucianista sigue esencialmente apegado a los Cuatro Libros (四書) y Cinco Clásicos (五經), que durante milenios han delineado las decisiones políticas en China, incluso en períodos de ocupación foránea. Por ejemplo, durante la dinastía Ching, los manchúes procuraron legitimizar su posición al exaltar las actividades académicas en torno a estos textos canónigos. Incluso, los propios emperadores dedicaban un par de horas diarias al estudio de estas obras clásicas.
     A diferencia de los textos filosóficos occidentales, que en su mayoría se circunscriben en el entorno y la época en que fueron escritos; las enseñanzas de Confucio fueron extemporáneas al dejar siempre abierta la posibilidad de la contestación. Esto se debe a la inserción de las bases del principio del yang y el yin; donde lo positivo no excluye la posibilidad de lo negativo, y lo negativo tampoco deja fuera lo positivo.
     Anteriormente, muchos defensores del modernismo en Taiwan atacaron las tradiciones chinas antiguas, acusándolas de ser responsables de gran parte de los males que afectan a la sociedad contemporánea. Pero, a partir de 1980, los científicos sociales en la isla han comenzado a presentar evaluaciones positivas del confucianismo.
    Junto con la promoción de los ritos en honor de Confucio por parte del Gobierno, la asimilación de las enseñanzas del Gran Maestro en las diversas materias que se dictan en el sistema educativo, y la tendencia cada vez más universalista y menos nacionalista de su pensamiento, el confucianismo se ha integrado con las tendencias modernistas para ser la clave del racionalismo detrás del desarrollo socio-económico de Taiwan; así como de muchos otros países en Asia.

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