miércoles, septiembre 02, 2009

 

Recordando a los "buenos hermanos"

Las ofrendas para las ánimas en pena constituyen un evento peculiar del Mes de las Animas en China.

Alrededor de la medianoche del primer día del séptimo mes del calendario lunar, una gran multitud se congrega en la atestada antesala del Templo Ching-an de la ciudad portuaria de Keelung, ubicada en el norte de Taiwan.
Al pasar la medianoche, el encargado del templo, junto a importantes funcionarios de la municipalidad, procede a abrir un pequeña puerta a un costado del altar principal. Al abrirse, se suele sentir un aire frío que sale y los presentes comienzan a quemar incienso. El acto da inicio a las celebraciones del Mes de las Animas en Taiwan y la puerta quedará abierta por espacio de un mes.
Los monjes budistas y taoístas comienzan a recitar sutras y hacer conjuros mágicos para recibir la llegada de los seres del otro mundo, quienes una vez al año tiene la oportunidad de volver a este mundo de los mortales.
Los chinos creen que cuando alguien muere, su alma permanece rondando entre el cielo y la tierra. Por esa razón, los deudos deben hacer elaborados ritos fúnebres y darle sepultura para que pueda finalmente descansar en paz. Desde el día de su muerte, hay una serie de fechas en los años a venir, donde resulta imprescindible que sus descendientes realicen novenas y ofrezcan sacrificios al antepasado. De esta manera, su ánima intercederá por la familia y garantizará éxitos y prosperidad para sus miembros.
Sin embargo, las almas de aquéllos que han muerto en circunstancias extraordinarias y no han recibido adecuada sepultura, así como de quienes han quedado sin progenie, están condenadas a deambular como ánimas errantes.
Las actividades del Mes de las Animas están dirigidas a ellas principalmente, de modo que también puedan disfrutar del calor humano. Una de las costumbres folklóricas más interesantes de la temporada es el putu o rito de salvación universal, que combina creencias budistas y taoístas.
El pueblo chino considera al séptimo mes del calendario lunar como Mes de las Animas, y se inicia con la "Apertura de las Puertas del Infierno" en el primer día de ese mes. La ceremonia simbólica en el Templo Ching-an es apenas una de las varias que se llevan a cabo simultáneamente en algunos sitios de Taiwan en esa ocasión.
El rito del putu se divide en cuatro partes principales: invitar a las ánimas, ofrecerles comida, recitar sutras en honor a ellas, y finalmente, despedir a las ánimas.
El acto de invitación a las ánimas involucra la apertura de la Puerta del Infierno, que según la creencia popular, está conectada con el otro mundo. Al ser abierta la puerta, los fieles presentes invitan a todas las ánimas errantes a que salgan de la oscuridad del inframundo y entren al mundo luminoso y sensorial de los mortales.



Farol iluminado en un desfile nocturno en honor a las ánimas en la ciudad portuaria de Keelung, norte de Taiwan.



Para que las ánimas errantes tengan un acceso tranquilo hacia este mundo, la gente levanta postes con faroles frente y en los alrededores de los templos para orientar a dichos seres. Mientras más altos sean los postes, mayor será el área iluminada y más ánimas errantes podrán llegar a estos sitio designados para recibirlos.
Los templos tienen que calcular cuidadosamente la cantidad de alimentos que pueden ofrecer, evitando tener "demasiadas ánimas y poca comida". Si las ánimas llegan a un templo y no encuentran qué comer, se sentirán agraviadas y podrían traer infortunios a los seres humanos.
En algunos pueblos más precavidos de Taiwan, como el caso de Lukang, los residentes forman patrullas que se turnan para hacer ofrendas de comida diariamente después que se haya abierto la Puerta del Infierno, asegurándose así que los "compatriotas" del inframundo queden bien alimentados.
Aparte de los postes con faroles, también hay una ceremonia para colocar faroles flotantes en ríos y playas, con el propósito de iluminar a las ánimas de quienes hayan muerto ahogados.
El puerto pesquero de Patoutze, cerca de la ciudad de Keelung, es un famoso sitio donde se realizan las ceremonias de los faroles flotantes. Se cree que es menester soltar los faroles flotantes en la marea alta, ya las ánimas suelen llegar con las olas.
El ofrecimiento de comida es la parte más importante del putu y los fieles consideran que es menester saciar el apetito de las ánimas. Aparte de comida, la gente también prepara vestimenta nueva para que su llegada al mundo de los mortales sea más confortable.


Una carroza con faroles iluminados participa en un desfile nocturno en honor a las ánimas en la ciudad portuaria de Keelung.

Los ritos budistas y taoístas en honor de las ánimas tienen ciertas diferencias entre sí, pero llevan un mismo propósito: aliviar las penas de las ánimas errantes. Los maestros taoístas suelen hacer un rito disciplinario para poner cierto orden entre las hordas de ánimas que llegan a la mesa de las ofrendas, de modo que cada una pueda comer.
Otra parte importante del rito consiste en la recitación de sutras para las ánimas errantes, de modo que se pueda ayudarlas a cruzar el sendero hacia el paraíso. En la tradición budista este rito se conoce como Ullambana, que es un vocablo en sánscrito que significa "liberación del sufrimiento". En China, la tradición relaciona el rito con la leyenda de "Mulien salva a su madre del infierno".
La leyenda budista nos narra que Mulien se percata que el ánima de su madre sufre de hambre y torturas en el infierno. El decide viajar al ultramundo para encontrar a su madre y llevarle comida. Cuando logra encontra a su madre, Mulien le ofrece comida, pero para sorpresa suya, los bocados que le da se transforman en llamas antes que ella pueda colocarlos en la boca.
Desesperado, Mulien acude al Buda Sakyamuni para que le ayude a salvar a su madre. Buda le responde: "Los pecados de tu madre en el pasado son tan graves que no la podrás salvar tú solo. Tienes que encontrar diez monjes, ayunar y rezar juntos en el décimoquinto día del séptimo mes".
Siguiendo las instrucciones de Sakyamuni, Mulien ayuna y recita sutras permanentemente hasta que logra finalmente salvar a su madre del infierno.
El décimoquinto día del séptimo mes es conocido en chino como el Festival de Chung Yuan o mitad del mes, que es el día más importante en el Mes de las Animas. La leyenda budista ha sido transmitida durante generaciones, y los fieles budistas en todo el mundo realizan ceremonias de caridad ese día con el fin de lograr indulgencias para las ánimas desamparadas. Las celebraciones del Chung Yuan también son una ocasión propicia para enseñar las virtudes de la piedad filial.
Mucha gente prefiere quedarse en casa y no salir a la calle en ese día, para evitar la mala suerte de encontrarse con algún alma en pena. Hay que tener especial cuidado de no andar cerca del río o el mar, ya que los fantasmas del agua podrían hacerle mal a uno. Estos seres desdichados suelen arrebatarle la vida a un viviente para poder salvarse ellos. Si alguien muere ahogado, su alma no puede salir del medio acuático si no encuentra alguna otra alma que la venga a reemplazar.
Este jolgorio en el mundo de los mortales termina el día 29 del mes, en un acto que se conoce como "Cerrar las Puertas del Infierno", ya que esas puertas deben ser cerradas en esa fecha.
En el momento designado, un monje taoísta inicia la liturgia cantando conjuros y sosteniendo una "espada de siete estrellas", avisando a todas las ánimas que ya ha llegado el momento de regresar al Averno. Cuando se cierran las puertas, el monje se tapa los oídos para evitar oir las súplicas de las ánimas que lamentan su retorno al otro mundo.
Cuando las puertas quedan cerradas, la gente hace una ofrenda ritual de comida a la entrada de sus hogares, y quema incienso y papel moneda para sus antepasados que se encuentran en el mundo inmaterial.
El rito del putu se le conoce en Taiwan también como las ofrendas para "honrar a nuestros buenos hermanos", y su tradición surge con la llegada de los primeros inmigrantes desde China continental. A partir del siglo XVII, se formaron los primeros asentamientos de personas han en la isla, y el ambiente era muy hostil. Los recién llegados tenían que enfrentarse a todo tipo de amenazas, enfermedades y combates sangrientos con los nativos.
El viejo refrán: "Nueve muertos y un vivo" explica muy adecuadamente la situación a que se enfrentaban los primeros pobladores de Taiwan. Muchos de los recién llegados habían venido solos, dejando a sus familiares en el territorio continental. Al morir, no tenían familiares que les pudiesen hacer los ritos fúnebres y darle adecuada sepultura.
Por esa razón, las ánimas de esos antepasados fueron consideradas como "buenos hermanos" y las celebraciones del Mes de las Animas han constituido también un gesto de veneración y solidaridad fraternal hacia quienes han perecido en una tierra extraña. Su denominación contrasta con las ceremonias para "honrar a los foráneos" que se realizan también en esta fecha en China continental.
Muchos de estos "buenos hermanos" perdieron sus vida defendiendo las aldeas donde vivían. Su ejemplo de valentía y heroísmo no debe ser olvidado por las generaciones posteriores. Con el tiempo, el rito del putu se convirtió en un importante medio para reforzar las relaciones personales entre los pobladores de Taiwan.
En este sentido, los hakkas de Taiwan tienen un rito especial durante el Mes de las Animas, denominado el Festival Yimin (Rito a los Justos). El nombre yimin se refiere a un ejército de voluntarios que data de 1786, cuando fue formado para defender poblados hakkas de una sublevación en contra del Emperador. Este ejército libró muchas batallas a través de los años, mostrando siempre la valentía y la lealtad de los hakkas, un grupo étnico provenientes de la provincia de Kwangtung.
El Templo Yimin, ubicado en Hsinpu, distrito de Hsinchu, es el más famoso de los sitios donde se realizan los ritos yimin, que celebran los hakkas en el día 20 del séptimo mes lunar, unos días después de celebrarse el Chung Yuan.
En la actualidad, las festividades del Mes de las Animas son más modestas en escala debido a que el Gobierno insta a más frugalidad en las celebraciones religiosas. De esta manera, tal vez se haga un verdadero acto virtuoso, como siempre lo han prescrito las tradiciones foklóricas en torno al rito del putu.

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